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¿Quo Vadis, señor Presidente? ¿Negociación o Resistencia política?

Algunos autores denominan a la política el arte de lo posible. Todo encaja si se hace política de una manera apropiada, escuchando el clamor y recogiendo intereses colectivos. Y se dice, también, que no hay política sin una buena comunicación y negociación. La cesión es parte de una estrategia política que busca gobernabilidad y afianzamiento de legitimidad.

Por otro lado, sabemos que la política guarda una estrecha relación con el poder. Después de todo, nos adherimos a determinada propuesta política y la lideramos porque creemos que nuestra posición es la que mejor se acomoda a los intereses y necesidades de nuestra Nación. Y para ello, necesitamos poder. Y lo obtenemos como un mandato, a través de las elecciones. Pero, ¿cuán sólido puede ser el poder de un gobernante en circunstancias como las actuales; en circunstancia como la que vive nuestro país? ¿Se debe imponer o negociar?

Desde las polis griegas, pasando por la revolución francesa hacia las primeras constituciones, como la norteamericana, se ha advertido que el pueblo es el soberano. Lo recoge también nuestra constitución; y la democracia es un imperativo hacia ello. Si estamos de acuerdo con esta aseveración, me pregunto: ¿Actuar sin considerar lo que el pueblo recomienda es sensato? ¿Arriesgar posicionamiento y reputación no exige, acaso, un cálculo político medido? ¿Cuál es el costo político de una decisión tomada sobre la base de los egos o el resentimiento? ¿Cómo desarrollar un proceso de negociación política en estos contextos?

El caso Saavedra nos permite analizar varios linderos del proceso de toma de decisiones de nuestros gobernantes. Por ello es que no debemos simplificar el asunto solo al espacio político sin considerar otras aproximaciones conceptuales presente en las decisiones. Aquí, algunas reflexiones a partir de ello.

La Aproximación Comunicacional. ¿Cuánto de esto se da en las actuales circunstancias y cómo se debe dar? ¿Qué se comunica y cómo lo haces? En la era de la informática, el vértigo informativo y la multiplataforma todos tenemos el potencial de comunicar con similar poder. Ya no existe la posibilidad de que algún sector en particular marque la agenda sino tiene, en el fondo, algo relevante y sustantivo que comunicar. Personalmente creo que es cierto que aún hay desventajas en cuanto al poder que ostentan ciertos medios de comunicación masivo, pero ya no es posible digitar un proceso (social, económico o político) sin que la población en general esté presente en medios alternativos. Aquí el concepto de "muchedumbre solidaria" se hace patente casi en el acto. Más aún tendríamos que revisar lo que dice Rheingold sobre "multitudes inteligentes" para darnos cuenta que el "copamiento" de medios ya no es tan sencillo en la actualidad y que la internet te permite movilizar masas globales, casi en el acto. Y por otro lado, el proceso comunicativo es más exitoso si atraviesa contenidos que están vinculados, a priori, a una legitimidad de origen. ¿Cuál es el nivel de legitimidad de origen del actual gobierno?

La Aproximación Neurocientífica. ¿De qué manera los egos, la soberbia y el resentimiento, tanto de un lado como el otro, están jugando su propio rol? No dejo de advertir un "tufillo" emocional, bastante evidente, el cual me dice que aun no se han resuelto los eventos de la campaña. Y así como a mí, estoy seguro que muchos lo están reconociendo como condición omnipresente. Analizando los mensajes del "telegram mototaxi" puedo advertir este aspecto. Por otro lado, con la resistencia de ambos líderes, de ambas "tiendas", al no ceder en quién visita primero a quién y con los comentarios de algunos otros líderes "pepecausistas", se hace evidente cierta arrogancia (no solo técnica) que culmina en decisiones como la de defender a ultranza a un ministro que también podría ser un buen asesor. Un elemento que también advierto es el sentimiento de "ninguneo intelectual". Tal vez un poco de regulación emocional y una revisión de Paul Mc Lean sobre "The Triune Brain Theory" y algo de Goleman podría ayudar a una mejor convivencia política.

La Aproximación Sociopolítica. Quien afirme que este proceso es solo sobre la base del interés de cuestionar la reforma universitaria, que tiene como elemento subyacente el interés económico de algunos empresarios universitarios, se queda corto en el análisis. Aquí existe un claro deseo y aspiración de posicionar un enfoque ideológico u otro, más allá de las similitudes imperantes. Hay quienes privilegian la tecnocracia y la postura del profesional encumbrado frente a quién recoge más una perspectiva pragmática de las obras sin tanta reflexión o tecnicismo. Hay quienes se basan más en el clamor y el posicionamiento político por demanda. Para unos, la participación activa y plena no es un mandato, es una necesidad estratégica para legitimarse. Aunque no le sea de todo su agrado, deben hacerlo. Paro otros, este proceso participativo en busca del consenso es más genuino en su perspectiva de legitimidad. El sentimiento de "ninguneo intelectual" se hace presente, también aquí, por la defensa de una u otra posición ideológica. El tema, por ejemplo, de la última propuesta del gobierno de más de 2 mil millones de soles para una provincia (Cotabambas), en particular, no es un buen resultado en un corredor minero de casi 300 kilómetros (tres provincias y dos regiones). Faltan Chumbivilcas y Espinar. Mucho más si este proceso se ha dado en un escenario de presión. ¿Efectista, desesperado, sin salida? ¿Y el resto de contextos mineros similares? ¿Las comunidades alrededor de los lotes petroleros y gasiferos en el Bajo Urubamba y las 4 cuencas? ¿Los centros poblados alrededor de Tía María, Conga, Río Blanco, El Galeno, Quellaveco, Santa Ana, entre otros? ¿2 mil millones de soles más para cada uno de estos contextos? ¿Convicción o estrategia? Cuidado.

La Aproximación Económica. ¿A qué sector le interesa qué postura defender frente al tema económico que esto encierra? ¿Estamos frente a dos esquemas económicos distintos en su génesis y contenido? No es así. ¿Con esta crisis, quiénes se favorecen? ¿Quiénes estarían cosechando nuevos admiradores o "lovers"? ¿Qué ponemos en riesgo en un futuro corto? Léase elecciones municipales y regionales. Lo que creo es que, habiendo un cuestionamiento bastante claro por la reforma universitaria que, eventualmente, pondría en jaque a algunos propietarios de universidades, lo que se debe reflexionar es el real impacto que esta nueva reforma ocasionaría a estas universidades y si, realmente, existen defensa interesada de algunos legisladores sobre ello. Se debe evidenciar con data concreta este interés particular. El riesgo que veo es que por esta crisis y las que vendrán, si seguimos en este dilema confrotancional, se podría provocar un cuestionamiento al esquema económico que defendemos. No creamos que las posiciones radicales carecen de adeptos. Lo será más aun, si la crisis se profundiza y perenniza estos 5 años. Revisen las cifras de las últimas elecciones y advertirán que existen sectores sociales disconformes con un esquema económico que no aporta mucho cambio en los próximos años, más aun en un proceso de desaceleración como el que vivimos. Tesis como la de Felber el "La Economía del Bien Común" podría darnos buenas recomendaciones, complementarias.

La Aproximación Legalista. Este aspecto no merece ninguna resistencia. Los elementos que nos brinda la constitución, así como las leyes y reglamentos, en este caso, la interpelación, censura y eventual cuestión de confianza y hasta el potencial cierre del congreso, deben considerase como legales. Pues bien, ¿Cuánto pesa ésto frente a la legitimidad y viabilidad política de una propuesta? ¿La justificación legal nos debe dar la prerrogativa de utilizar las instituciones creadas poniendo en riesgo valores como la paz social y gobernabilidad política? ¿Cuánto debe pesar determinada decisión? ¿Qué se debe ponderar? ¿Es el imperio de la ley el único valor (supremo por cierto) que debe estar en consideración? ¿Qué pasó con el intento de la Ley Pulpín? ¿Que pasó con el Arequipazo, el Moqueguazo, el Baguazo, el Andahuaylazo, entre otros procesos que encierran connotaciones legales pero que no tuvieron legitimidad de origen? ¿Que ha pasado con el intento de desarrollar ´proyectos extractivos, a pesar de tener Estudios de Impacto Ambiental aprobados? Esta perspectiva legal es racional y la columna vertebral de nuestra convivencia civilizada, pero ¿es lo único que debemos ponderar en este tipo de decisiones?

Como lo estamos proponiendo, la reflexión para la toma de decisión debe incorporar estas aproximaciones mencionadas; y podrán haber muchas mas. Pero estoy seguro que cada uno de ustedes tendrán otras interpretaciones al proceso que bien ayudaría a que nuestro país se encamine por un mejor derrotero. ¿Persistimos en la resistencia política o exploramos en una nueva negociación colaborativa?

La pregunta que me queda es ¿Quo Vadis, señor Presidente?


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