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Más agua sobre la misma lluvia

Otro proyecto minero en su hora cero.

El riesgo de los populismos radicales de izquierda está presente cada vez con mayor elocuencia en nuestro país. Lo atraviesan los Estados Unidos como lo vive actualmente Europa, con cada vez mayor contundencia, aunque al otro lado de la línea política (en las derechas). En nuestro caso, se vienen abonando casi todas las condiciones para alentar una arremetida mayor de radicalismos. Cuando ésto pasa, los discursos se vuelven altisonantes y amenazadores, en muchos casos.

Esto se da en contextos de un gobierno improductivo, cada vez menos acertado, desintegrado, timorato, burocrático y que, en situaciones extremas, navega con una bandera de precariedad. Lo que ello produce es desconcierto, desconfianza y escasa legitimidad. Nada de lo que se proponga podría aceptarse sin el riesgo de una oposición generalizada.

Las actividades extractivas mineras, se dan en estos contextos. Lo vivió Cajamarca hace algunos años con Quillish y Conga, como lo sigue viviendo Apurímac con Las Bambas y podría contaminarse negativamente con Quellaveco en Moquegua y nuevos proyectos como Zafranal y otros. En la fecha, Tía María está en su hora cero.

Entonces, en procesos de legitimación precarios, con Estados endebles y poco estructurados, donde lo nacional no conversa con lo regional y lo local toma sus propias decisiones, la impronta de apoyar nuevos proyectos extractivos mineros es un desafío temerario.

¿Qué debe hacer el gobierno nacional en estas circunstancias como la que atraviesa el Proyecto Tía María? Se sabe que un sector de la población está en contra de todo lo que signifique minería, en el Valle del Tambo. También se sabe que hay un riesgo de desborde que podría traer conatos serios de violencia. Ya hay tragedias humanas en la historia de este proceso. Sin embargo, la importante inversión de esta empresa podría generar una dinámica económica trascendental en el Valle y en Arequipa y así contribuir con el crecimiento económico y bienestar de sus pobladores. ¿Qué valoraciones debe ponderar el gobierno?

Ya no vamos a remitirnos a la historia de este proceso que viene desde, aproximadamente, el 2007, donde hay responsabilidades compartidas del Estado y de SCC. Mucho de ello signado por la falta de una estrategia bien elaborada, desde ambos niveles públicos y privados. Lo que nos ocupa hoy es la mejor decisión con el mínimo riesgo de violencia opositora. Algunas preguntas válidas son ¿Puede un grupo de personas, que se oponen con escaso criterio técnico al desarrollo de un proyecto que a todas luces traería beneficios para todos, decidir por toda una población? ¿Puede una empresa privada, errática, que ha desarrollado estrategias equivocadas durante estos 12 años de historia efectiva del proyecto, exigir celeridad al gobierno para aprobar la construcción de su proyecto? ¿Puede un Estado como el nuestro seguir “lloviendo sobre mojado”, haciendo más de lo mismo?

Necesitamos un sistema de gestión político-social muy distinto al actual. Hace algunos años, por otros conflictos similares, planteamos la necesidad de una discusión al más alto nivel para la necesidad de implementar una autoridad fuerte en el Estado que pueda discutir al mismo nivel del Ministerio de Economía y Finanzas con una coordinación con CEPLAN y los sectores; así como con los organismos públicos descentralizados y los gobiernos locales sobre la visión de país que queremos. Hace dos años, el 16 de mayo del 2017 escribí un artículo sobre ello en el portal del centro de estudios que dirijo. https://catalystsocial.wixsite.com/catalyst/single-post/2017/05/16/%C2%BFUn-Ministerio-de-la-Gesti%C3%B3n-Social-y-la-Convivencia-Pol%C3%ADtica . Y la minería debe estar al centro de este proceso de reflexión.

Una reflexión profunda de este tipo, nos permitirá tener mejores instituciones y mayor gobernabilidad. De lo contrario, nos seguirá faltando elementos para tomar decisiones que no sobreestimen, pero tampoco subestimen el riesgo. Aquí estamos ante una visión y expectativas contradictorias y dicotómicas. Para la empresa, el gobierno está bloqueando el proyecto y debe aprobar la construcción de éste. El Estado sobrestima el riesgo, afirman. Para parte del gobierno, las condiciones no son del todo apropiadas para viabilizar el proyecto con la licencia de construcción. Avizoran una crisis generalizada en el sur del país. La empresa subestima las presiones locales, declara el gobierno.

Siempre nos ocupa la coyuntura y la anécdota que en estos casos podría ser fatal para el país y para algunas familias y no miramos el norte. Menos aún, construimos vías para ello. Casi nunca nos detenemos a pensar en el mediano y largo plazo. Ello ha postergado a nuestro país en el atraso, subdesarrollo y en la precariedad del proceso de toma de decisiones. Dicho así, para Tía María solo le queda esperar que los buenos vientos nos lleven a la mejor decisión.

Los elementos y el análisis están sobreestudiados. Todo está claro. Aquí hay responsabilidad de todos nosotros como ciudadanos. Los modelos están caducos y se necesitan nuevas rutas públicas y privadas.Cuando se creó la Oficina de Gestión de Conflictos en la PCM en el gobierno aprista y luego se le dio un nuevo nivel con un Alto Comisionado en el gobierno nacionalista, sin solucionar estos asuntos, se esperaba que se reflexione y se le diera mayor peso a esta área. Sin embargo, durante los inicios de este gobierno se le bajó el nivel a esta oficina dándole un peso específico y decisión menor, convirtiéndola en una secretaría técnica de Gestión de Conflictos. Pero, al mismo tiempo se creó un Viceministerio de Gobernanza Territorial ahogado en su génesis, estatus y en su ubicación actual.

¿Qué harías tú para capear esta potencial esta crisis?


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