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Censura ¿Réquiem a la negociación política? Cuando la Neurociencia importa


La más importante estrategia para fortalecer la democracia y promover acciones colectivas, en países como el nuestro, es la negociación política. Ninguna democracia sólida puede abdicar a ella. Cuando tenemos espacios de confrontación ideológica y posiciones diametralmente opuestas, se reconoce y entiende una mayor dificultad de llegar a acuerdos. Sin embargo, en escenarios políticos con programas de gobierno y posición ideológica similares (salvando algunas diferencias operativas),son mucho más viable los acuerdos colectivos. Entonces, ¿qué nos pasa?

Así es. ¿Qué pasa, entonces, en democracias como las nuestras? ¿Por qué este tipo de ensañamiento político frente a determinados líderes o decisiones? ¿Dónde radica el fondo de esta oposición de ambas partes? ¿Es cierto que el "tufillo" de la corrupción domina las decisiones? ¿O es una buena excusa? ¿Por qué esta resistencia de ambas partes a no ceder espacios? ¿Son acaso motivaciones estructurales, mucho más fuerte como fisuras emocionales, las que están al fondo de las decisiones? ¿Cómo funcionan el sistema límbico y la corteza cerebral en esos momentos?

Hace algunos meses, investigando para la culminación de mi libro, conversaba con un encumbrado neurocientífico y psicoanalista a la vez, para explorar las razones de los miedos individuales y colectivos en comunidades campesinas de nuestro país, frente a la presencia de industrias extractivas. Los hallazgos fueron más que interesantes. Me dio una tesis del comportamiento humano (más allá de los aprendizajes, formación profesional y colectivos a los representamos) Entendí, (aunque parezca obvio, pero muchas veces no evidenciado) por ejemplo, que los miedos y dolores; así como las frustraciones acumuladas, los complejos y sentimientos de exclusión son mucho más fuerte que la razón en sí misma. Recordamos entonces que las formas son tan importantes (tal vez mucho más) que el contenido y el fondo. Los recuerdos cuentan mucho. Muchos intelectuales podrían estar en desacuerdo conmigo, pero los invito a explorar a profundidad sobre ello. Hay un texto imperdible del profesor de la Universidad de Cardiff, Jhon P. Aggletonn que profundiza en esta dimensión: "The Amigdala. Neurobiological Aspects of Emotion, Memory and Mental Disfunctions".

Basado en ello, ¿qué dolores y recuerdos ingratos estarían acompañando las decisiones de nuestro Presidente, nuestros legisladores, ministros y asesores de ambos lados? ¿Cómo encaja una estrategia de negociación política con estos desencuentros y fisuras emocionales, potencialmente presente en todo momento?

¿No será esta la razón más importante?

En nuestro post anterior afirmábamos que existen diversas aproximaciones conceptuales que debemos salvar para poder encontrar el camino que necesitamos hacia la tolerancia, la convivencia pacífica y el acuerdo mutuo. Entre el enfoque comunicacional, sociopolítico,económico y legalista, habíamos mencionado este aspecto neurocientífico. Siendo esta aproximación, un aspecto central y esencialmente humano, el cual está en la base de cualquier decisión, necesitamos abordarlo a profundidad para identificar los flancos débiles y cuellos de botella; y así tomar una mejor decisión. Recomendamos a los asesores de uno y otro lado, no descuidar ello.

No queremos asistir, todos los peruanos, al réquiem de la negociación política y pagar cara esta factura. La censura es el inicio de un época poco auspiciosa. El país necesita que se eleve el debate y ambas partes se encuentren para el bien de todos.


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