Los cuestionamientos al adelanto social como opción estratégica única.
Cuando se empezó a hablar de esta estrategia (Adelanto Social) como la indicada para desarrollar, con paz social, proyectos extractivos y garantizar con sostenibilidad las operaciones mineras, petroleras, gasíferas, de gran infraestructura, tuve ciertos reparos, debido a la experiencia vivida en diversos contextos.
No es solo el adelanto social (aspecto económico), ni mucho menos es la estrategia más apropiada, para liderar iniciativas de legitimidad comunal. Cada vez que se ha intentado aislar este desafío de sostenibilidad desde una sola perspectiva, hemos salido heridos, como Nación.
Lo que postulo (aspecto a detallar en mi próximo libro sobre "modelos de gestión social en la industria extractiva" y que pueden encontrar en mis artículos anteriores) es un cambio del SER de la industria extractiva acompañada de una identificación multidimensional de un Estado cada vez más confundido. Aquí la estrategia tiene que ser distinta y debe abarcar las diversas disciplinas que encierra un proceso de legitimación social en contexto comunales. Confiarnos en un solo esquema como "punta de lanza" sin acompañarla con otros elementos conceptuales, estratégicos y tácticos es ir directos, de nuevo, al despeñadero.
El día de ayer domingo leí una entrevista a Lucho Marchese, flamante Presidente de la SNMPE y nuevamente la evidencia de una perspectiva tubular que preocupa. El corto plazo apremia y emociona, pero no facilita solidez en la intervención. "El ciclo de vida de los proyectos tiene mucha actividad de campo hasta llegar a la construcción. Y es recién allí cuando empieza a generar ganancias. Pero la fase previa es muy larga Entonces un fondo que pueda adelantar los beneficios futuros es una forma de manejar las expectativas positivamente y mejorar la relación empresa - Estado", manifiesta Marchese.
Pregunto: ¿Acaso estos proyectos no han tenido y tienen fondos sociales importantes para el beneficio de las comunidades? MIchiquillay tenía más de 200 millones de dólares de Fondo Social, al inicio, La Granja algo más de 10 millones y Las Bambas algo mas de 60 millones. Me nace otra pregunta, ¿acaso Tía María y Conga, no han sido paralizados justo al inicio de su construcción, cuando ya estaba a punto de generar una dinámica laboral local más que interesante? Tal vez la otra parte de la entrevista, donde Marchese postula a proyectos integrados e interdependientes como Conga, Galeno y Michiquillay suene más razonable; y recomendable; pero siempre en el marco de una "fotografía más completa", con mayores elementos que acompañen esta estrategia de proyectos integrados. Solos, los proyectos mineros, sin un plan complementario y otras estrategias colaterales, no percibo mayores oportunidades de desarrollo.
Sigo pensando que cuando el Estado empiece a desarrollar una intervención multidimensional, con mayores elementos de ejercicio político que lo fundamente, más allá de la técnica y la legalidad; y más allá de ideas simplistas y básicas como adelantos sociales, habrá nuevas oportunidades. Pero más aun, el Estado no podrá hacerlo solo. Va a exigirse que se acompañe de un sector corporativo que reflexione, con otro nivel de profundidad y distinta perspectiva (fuera de la caja), la relación que debe existir entre la empresa - comunidad. Cuando ello ocurra, podremos esperar nuevas dinámicas con mayor potencial de sostenibilidad.
http://elcomercio.pe/economia/peru/snmpe-marchese-se-vienen-proyectos-compartidos-varias-empresas-noticia-1984285
