¿Reconstrucción con Recambios?
Perdiéndose una oportunidad mayor, ¿por errores de diseño o por clientelismo político?
Uno de los temas que viene preocupándonos, con recurrencia, es la eficiencia y eficacia del programa Reconstrucción con Cambios. Lo que hemos encontrado es que, desde su gestación, el nivel de avance es mínimo y aparece desarticulado. En La Libertad, Lambayeque, Piura y Tumbes ya se están cultivando los primeros desencuentros y apuros con connotaciones políticas.
Sin embargo, creemos que esto tiene mucho que ver, tal vez no solo con la capacidad de gestión de quienes lo dirigen, sino por el diseño conceptual con el que se ha gestado su implementación. ¿Estamos a tiempo para reencauzarlo? Este programa sigue siendo visto desde la perspectiva de “control de daños”, con una intervención, casi tubular y primaria, en la mejora de la infraestructura dañada por el fenómeno del Niño Costero. Nunca se visualizó como una oportunidad para generar cambios estructurales, sustentados en enfoques más allá de la infraestructura física.
Hace algunos meses analizábamos sobre los desafíos que tiene el tema de la Reconstrucción con Cambios, en las diversas regiones afectadas, en especial, aquellas ubicadas en el norte del país. Todo ello, ciertamente, con el fin de llevar a cabo las obras que beneficien a los más perjudicados, pero con un impacto sistémico y beneficios sostenibles. Coincidimos en que, por ejemplo, la estructura organizacional regional y local, de los diferentes departamentos mencionados, tienen serias fisuras en su esquema. Era recomendable, repensar esta estructura actual si anhelábamos un programa de inversión efectivo y eficiente. Esto ya se sabía desde inicios del programa. No es un hallazgo de estos días, al quinto mes de intervención.
Sin embargo, también hallamos que el modelo de socialización desarrollado era precario. Se necesitaba implementar estrategias más participativas y representativas, más allá de lo que establece la formalidad de las instituciones legalmente elegidas o convocadas. Las bases sociales tendrán un papel importantísimo en la viabilidad y sostenibilidad de los proyectos a desarrollarse. La tentación al clientelismo será una constante. Más aún si su ejecución se hará en los entretelones de una nueva campaña política por los distritos, provincias y gobernaciones departamentales.
En el escenario formal, me nacen algunas preguntas como las siguientes: ¿esta oportunidad extraordinaria de un plan de inversiones agresivo, ha incorporado algún plan maestro, vinculado a un desarrollo regional mayor, más allá de la infraestructura dañada? ¿cuál es el alineamiento real desarrollado con las visiones de los congresistas, alcaldes y gobernadores sobre el plan a implementarse? ¿el involucramiento conceptual y operativo, de estas autoridades, ha sido integrador y positivo o precario y corrosivo? ¿qué mecanismos de consulta y participación ciudadana se han dado? ¿no es necesario, acaso, profundizar mucho más en ello? ¿solo se desarrolla lo que recomienda la norma? ¿la norma, para ello, recoge las verdaderas aspiraciones, percepciones, intereses y expectativas de las familias afectadas?
Dentro de los tres ejes identificados por la autoridad nacional de Reconstrucción con Cambios, la rehabilitación y reconstrucción de infraestructura dañada por el Niño Costero será lo más sensible. Según exposición de Pablo de la Flor, está por el orden del 77% de todo el presupuesto. Ante ello, ¿este componente no exige, acaso, un esquema más participativo con foros, seminarios, encuentros, talleres u otras dinámicas que enriquezcan la propuesta final y la replantee positivamente, con una perspectiva más integradora? ¿o solo serán las autoridades formales quienes definan el monto especifico y la obra en particular, sin horizonte sistémico? ¿cuál es el nivel de apertura técnica desarrollado; así como la posibilidad de reajuste?
En cuanto al presupuesto para prevención, ¿qué incorpora ello? ¿cuál es el grado de información que se tiene desde nuestras universidades y entidades técnicas regionales o locales al respecto? ¿qué tanto sabe el ciudadano común? ¿cómo se viene “aterrizando” este componente en las organizaciones sociales de base? ¿qué es prevención, cuál es su horizonte y cómo se aprovecha mejor este componente?
Y por último, el aspecto de fortalecimiento de capacidades, ¿de qué manera se va a desarrollar? ¿qué aspectos se priorizará? ¿y bajo qué enfoques se abordará este eje estratégico? ¿capacidades de gestión, técnicas, operativas, estratégicas? ¿de qué capacidades estamos hablando? ¿quiénes diseñan y proponen lo que se necesita fortalecer? ¿están involucradas las universidades locales y regionales? ¿cómo lo han hecho?
Más allá de los aspectos efectistas y pragmáticos, que ciertamente, serán necesarios reconocer como oportunos, lo que debiera preocupar a las autoridades responsables de esta temática es la priorización estratégica y efectiva para el desarrollo de estos proyectos; su consecuente legitimación social; así como la sostenibilidad de esta inversión. Ello atraviesa por el diseño de un Plan Maestro en cada Región que aproveche esta oportunidad extraordinaria. En ese marco se necesita estructuras orgánicas regionales ad hoc, estudios serios de nuevos componentes de diseño para la inversión, reconocimiento y análisis de intereses, percepciones, actitudes y expectativas; así como un Plan de Socialización que involucre todas las partes. Pero fundamentalmente que sepa involucrar al ciudadano común en un rescate de sus aspiraciones y en un programa informativo y comunicativo que lo legitime. Un esquema de participación activa y plena podría ser muy útil.
A partir de aquí, tal vez sea oportuno pensar en algunos recambios en este ámbito de intervención social que tenga a lo técnico y prioritario por encima de lo político. Por ello, me atrevo a asegurar que la sostenibilidad de la inversión social de este programa, que podría tener un mejor impacto, descansará en la procura de una mejora de calidad de vida de las familias intervenidas; así como en la consolidación de las organizaciones sociales que las comprendan. Sin ello, esta importante inversión pasará a ser un gasto en infraestructura desaprovechado sin mayor prospectiva.
Para evitarlo se requiere recambios. Ello alcanza componentes complementarios y distintos a la rehabilitación de activos físicos. De otro modo, la fuerte inversión en infraestructura puede caer en “saco roto” y no tendrá la capacidad de obtener un mejor impacto. El diseño actual no privilegia una inversión importante en la organización del proceso, ni mayores capacidades con enfoque de sostenibilidad. Tampoco incorpora esquemas de innovación, entre otros componentes vitales para un mayor impacto. Así no está diseñado. Allí se plantea un recambio.
Por esa razón afirmo que, si seguimos viendo este ambicioso Reconstrucción con Cambios, dándole un énfasis tan alto, tan solo, a la inversión en la infraestructura dañada y; peor aún, politizando la decisión de las obras a desarrollar, perderemos una gran oportunidad de ampliar el espectro de los efectos positivos que podría tener la inversión a ejecutarse. Siguen siendo inversiones aisladas, sin una articulación en un plan mayor
Consideramos que, desde los actuales gestores, con participación activa de las autoridades regionales y locales; así como los colegios profesionales, universidades, prensa en general y las organizaciones sociales de base, deben revisar el enfoque y el propósito de esta gran inversión extraordinaria para evitar que diluya en los desatinos e intereses de grupo.
Las autoridades y gestores responsables deben, entonces, centrar sus decisiones en el propósito de mejorar la calidad de vida de las familias impactadas, con carácter de sostenibilidad. Para ello, deberán emprender una intervención sistémica que involucre, de manera interdependiente, la revisión de la propia norma, la reestructuración del equipo gestor, el rediseño de las estrategias y el acomodo de tácticas de intervención sistémicas. Al final (o desde el inicio) se hace imperativo un exhaustivo plan de socialización para recuperar nuevas estrategias y convocar a todos de diferentes maneras.